Generalidades
Los explosivos y artificios son materias siempre peligrosas, pero lo son en un grado mucho mayor si no se manejan adecuadamente.
El manejarlos con brusquedad, los descuidos en su vigilancia y manipulación y el almacenamiento defectuoso pueden provocar explosiones prematuras, desperdicio de explosivo, explosiones fallidas y accidentes de graves consecuencias.
Reglas de seguridad
Durante el periodo de instrucción, al manipular los explosivos y artificios, se deben observar estrictamente las reglas siguientes:
- Los explosivos deben manejarse siempre con el máximo cuidado.
- Deben preservarse de la humedad.
- No se debe fumara ni encender fuego mientras se manipula con ellos
- No deben abrirse los embalajes de los explosivos en el interior de los polvorines o en sus proximidades.
- No deben manipularse y almacenarse en edificios habitados o en sus inmediaciones.
- No deben almacenarse en el mismo local los explosivos y los artificios.
- No deben dejarse los explosivos sin guardia. Si es posible, se guardarán bajo llave, que estará siempre en poder de personas responsables.
- Los artificios debe llevarlos una persona distinta de las que lleven los explosivos, e ir alejada de éstas lo más posible.
- No deben transportarse los cebos y cápsulas en el mismo vehículo, Solamente cuando sea necesario y tan separados como sea posible.
- No deben dejarse los cebos y cápsulas expuestos al sol o en lugar donde ese puedan recalentar
- No se deben llevar los cebos y cápsulas en los bolsillos. Los artificios necesarios para la ejecución de una voladura deben transportarse y conservarse hasta el último momento en sus cajas correspondientes sin quitarles las capas de serrín y algodón; y los de uso relativamente inmediato, en las petacas correspondientes de las bolsas de artificios reglamentarias.
- No deben emplearse clavos, alambres ni otros objetos análogos para sacar las cápsulas de sus cajas.
- No deben golpearse las cápsulas ni los cebos.
- No debe tirarse de las rabizas de los cebos eléctricos.
- No deben cebarse cargas o conectarlas en circuitos eléctricos durante la aproximación o desarrollo de una tormenta.
- La fijación de las cápsulas a las mechas debe hacerse utilizando los alicates de artificiero y nunca los dientes.
- Las cargas sumergidas en agua o situadas en lugares únicos deben activarse con cebos o con cuerda detonante unida a un petardo cebo situado fuera del agua.
- La mecha lenta no debe emplearse en trozos demasiado cortos. Hay que hacer primero la prueba de la velocidad con que arde, y después emplear para la voladura un trozo de mecha longitud suficiente para que permita ponerse en seguridad al personal que interviene en ella.
- No debe tocarse o doblarse la mecha lenta cuando se esta operando a temperaturas muy bajas.
- No debe forzarse la carga o el cariucho activado cuando se intenta introducirlos en un barreno.
- No deben atracarse las cargas de los barrenos con barras metálicas, sino solamente con palos atracadores en punta.
- No deben concentrase los conectores a los generadores hasta el momento de realizar la voladura.
- Una vez ejecutada, deben desconectarse los conductores.
- No debe hacerse una voladura hasta que todo el personal se encuentre en seguridad. Hay que colocar los centinelas necesarios para evitar que se acerque nadie a la zona de peligro.
- Si se produce una explosión fallida; observar las precauciones prescritas en el capítulo 3.
- No debe hacerse una voladura hasta que todo el personal se encuentre en seguridad. Hay que colocar los centinelas necesarios para evitar que se acerque nadie a la zona de peligro.
Conservación.
El material explosivo deberá conservarse y custodiarse en los Parques o Maestranzas de Artillería, cuyos establecimientos entregarán a los Cuerpos las dotaciones reglamentarias.
En principio, todo Regimiento o Unidad independiente debe tener en su poder la dotación regimental completa; pero cuando el Regimiento o la Unidad en cuestión no disponga de locales adecuados o su localización no sea apropiada, la Autoridad Regional podrá reducir, en la proporción que estime conveniente, la cantidad de explosivo a almacenar por los Cuerpos.
Para fijar un límite mínimo a la cantidad antes citada, la Autoridad Regional tendrá en cuenta las condiciones de los depósitos de la Unidad y su distancia al desplazamiento más inmediato del Parque o Maestranza respectivo. Es ineludible obligación del personal que tiene a su cargo material explosivo, su conservación, que comprende el almacenamiento y los reconocimientos. Las construcciones destinadas a albergar municiones, pólvoras, explosivos y artificios de todas clases recibirán una de las definiciones siguientes:
Polvorines o depósitos.
Se entiende por polvorines las construcciones de mayor o menor capacidad según los casos, subterráneas en general, pero siempre a prueba de los ataques de la aviación.
El depósito es una construcción definitiva o provisional, de mayor o menor capacidad que no está provista de blindaje a prueba de ataques aéreos.
Condiciones que deben reunir los depósitos
Cualquier edificación que provisionalmente se emplee sin estar especialmente construida para almacenar explosivos o artificios debe, lo más pronto posible, acondicionarse para conservarlos adecuadamente, tanto por lo que afecta a la seguridad como a la eficacia de los elementos almacenados.
En ningún caso se permitirá la utilización de locales que se encuentren pared por medio de lugares habitados o en viviendas donde haya algún piso en estas condiciones.
Los locales deben permitir almacenar separadamente las municiones, las pólvoras, los explosivos y los artificios.
El aislamiento debe ser no sólo respecto a lo que les rodea, sino también de cada uno con relación a los demás.
A poder ser, la zona de asentamiento se elegirá en terreno que, por sus ondulaciones naturales; límite todo lo posible los efectos de una explosión fortuita. Se dará importancia preferente a evitar la humedad y los grandes cambios de temperatura.
Debe procurarse que la temperatura quede siempre comprendida entre los 10 y los 30 grados. Se asegurará el enmascaramiento, dando a los edificios el aspecto de los caseríos y poblados inmediatos. Se atenderá, cuando la importancia del depósito lo requiera, a situarlo en la proximidad de alguna carretera y, especialmente, de estaciones ferroviarias.
A todo edificio destinado a guardar sustancias explosivas se le hará desaparecer todo el resto de instalación eléctrica antigua.
En su interior no debe haber cable eléctrico alguno.
La instalación puede realizarse en hilo baje plomo, y éste, a su vez, dentro del tubo de hierro, con sus correspondientes cajas de empalme; es conveniente que esta instalación se tienda por el exterior del edificio, no teniendo en su interior más que las bombillas, situadas en hornacinas con doble cristal.
En ningún caso los rayos solares deben incidir sobre las materias almacenadas; se protegerán las ventanas, respiraderos y tragaluces con tela metálica, y los cristales de aquellas que por su orientación permitan entrar los rayos solares, se pintarán de blanco.
Las puertas y ventanas se abrirán siempre de dentro afuera.
Cuando los edificios o locales no estén naturalmente defendidos contra la acción de los rayos, se instalarán pararrayos, de modo que ofrezcan una eficaz garantía.
Resumiendo lo anteriormente dicho, siempre que se vaya a utilizar un local para depósito de material explosivo, se realizará un examen detallado, conducente a tomar las medidas oportunas para:
- Privar al local .de instalación eléctrica de cualquier clase.
- Asegurarse de la impermeabilidad de la techumbre.
- Asegurarse de la solidez del pavimento de la planta utilizada.
- Evitar que los rayos solares penetren por las puertas y ventanas e incidan directamente sobre los explosivos, pintando de blanco los cristales si fuese necesario.
- Asegurar et perfecto cierre de puertas y ventanas y engrasar los goznes.
- Conseguir que se abran siempre de dentro afuera.
- Formar cortafuego a su alrededor y alejar de sus inmediaciones todo material capaz de producir incendio.
- Vaciar y limpiar a fondo los locales.
Modo de almacenar
La disposición de los elementos almacenados debe permitir una fácil inspección de los locales correspondientes y darse cuenta, a primera vista, de la importancia del conjunto.
La superficie útil de almacenamiento de un local será de dos tercios a dos cuartos de la superficie total, a fin de dejar los pasillos correspondientes.
Los explosivos y elementos auxiliares que existan en poder de los Cuerpos se conservarán siempre en sus empaques reglamentarios, teniendo especial cuidado de que en dichos locales no haya almacenado pólvora de ninguna clase.
Los detonadores y cebos se han de conservar en depósitos independientes para que exista la debida separación, toda vez que si en los explosivos es difícil que un incendio produzca explosión, en los detonadores la provoca seguramente y puede con facilidad transmitirse a aquellos.
Los cebos y detonadores se almacenarán sobre estanterías de madera, convenientemente aisladas de las paredes y suelos e independientes de los petardos.
Los petardos y demás explosivos se agruparán en pilas homogéneas, tanto en lo referente a la clase de elementos como a las materias explosivas de que están constituidos.
Se colocan los más inferiores sobre durmientes de madera separados del suelo y paredes para evitar la humedad de contacto y facilitar la vigilancia.
La altura ha de ser tal que no amenace la estabilidad y que el peso que hayan de soportar las capas inferiores no pueda producir su rotura; se atenderá a su fácil manejo.
La ordenación de las pilas se hará de forma que proporcione más fácil salida a las que lleven más tiempo almacenadas.
Las pilas deben quedar separadas de las paredes del local algunos centímetros para que el peso de los empaques no gravite sobre las paredes del mismo.
Para el debido empaquetamiento, el Jefe de cada equipo de trabajo habrá de tener en cuenta, con carácter general, los siguientes extremos:
Separar los empaques que no lleven las inscripciones reglamentarias correspondientes a la pila a formar.
Rectificar los errores que se adviertan en el contenido de los empaques.
Comprobar la debida colocación de los empaques en situación y también la colocación de las pilas.
Procurar que la forma de la pila (base rectangular) sea geométrica y regular.
Cuidar que las marcas de los empaques queden visibles al exterior.’
Efectuar un recuento, una vez terminada la pila, y colocar la etiqueta correspondiente a su contenido.
Las condiciones de almacenamiento estarán en consonancia con la sensibilidad y estabilidad de las sustancias que entran en la composición del material explosivo, teniendo, por tanto, que extremar aquellas condiciones para los materiales que incluyan explosivos iniciadores.
Para la conservación de la mecha lenta se tendrá en cuenta que, por estar su alma constituida por pólvora negra, los locales que se escojan para su almacenamiento sean lo más secos posibles, dada la gran higroscopicidad de ésta. Los depósitos dispondrán de productos secadores (cal viva, carbón vegetal, etc.) en proporción a las características higroscópicas de los productos almacenados, sin que estos absorbentes estén nunca en contacto directo con el explosivo.
Precauciones de seguridad
Los depósitos estarán dotados de termómetros de máxima y mínima, y las temperaturas se anotarán diariamente y se formará con ellas el gráfico correspondiente, que quincenalmente se enviará a los Parques o Maestranzas de que dependan.
Análogamente a lo dicho para la temperatura, se procederá con el registro de la humedad marcada en el higrómetro de que estarán dotados los depósitos.
Siempre que el termómetro de máxima sobrepase los 35°, o cuando accidentalmente esté el depósito sometido a una elevación anormal de temperatura, por incendio próximo o cualquier otra causa, así como si se observase la aparición de humedades por goteras, filtraciones, etc., inmediatamente de estos hechos, y antes de utilizar los elementos almacenados se dará cuenta al Parque o Maestranza de que depende.
La experiencia ha demostrado que durante la estación calurosa es cuando se produce mayor número de accidentes, que hace preciso que durante ella se extremen las precauciones y cuidados para evitarlos.
Por todos los medios posibles se favorecerá la ventilación de los locales, teniendo abiertas, durante las horas más frescas de la jornada, puertas, ventanas y respiraderos, que queden a la sombra.
Si estas medidas no fuesen suficientes, se procurará favorecer la aireación a fin de evitar que la temperatura sobrepase los 30°, por procedimientos de circunstancias, tales como:
Practicar, próximos al techo y en las paredes, ventanillos. Prolongar el techo, aproximadamente un metro, por los dos lados más expuestos a los rayos solares.
Construir sombrajos encima de la techumbre y separados de ella unos 15 cm.
Blanquear las paredes con lechada de cal.
Sembrar, en los terraplenes y mármoles próximos, musgo y plantas herbáceas, que al mismo tiempo las defiendan contra la acción de las aguas.
Los termómetros de máxima y mínima se colocarán en lo más alto de las pilas de empaques, que es donde la temperatura es mayor y es la que interesa vigilar.
Dentro de los depósitos no se practicarán otras operaciones que las propias de estos locales, es decir, entrada, salida y estiba de empaques; limpieza exterior del polvo y examen visual, sin abrir los empaques ni extraer nada de ellos.
La apertura del empaque se hará siempre fuera de los depósitos sólo cuando sea estrictamente necesario y, en lo posible, al resguardo del viento y del sol.
Siempre que en un depósito sea necesaria cualquier obra o reparación, el local estará desalojado de toda materia explosiva.
En la proximidad de todo depósito deberán existir extintores adecuados para combatir todo principio de incendio, puestos en sitio de fácil acceso en todo momento. Para el mismo fin se dispondrán en las inmediaciones barricas, tanques o depósitos de agua, siempre llenos; igualmente deben disponer de recipientes conteniendo arena cribada.
A la entrada de cada local habrá el número suficiente de zapatillas o babuchas con el piso de cáñamo, fieltro o goma, para que el personal que haya de entrar se las ponga sobre el calzado que lleve si éste no es adecuado.
Así mismo deberá desproveerse de cerillas, mecheros y toda clase de objetos que puedan producir chispas por frotamiento o caída casual.
Reconocimientos
Siempre que se sospeche que las materias explosivas almacenadas puedan haber sufrido alguna alteración, y como mínimo una vez al año, al principio de la estación calurosa se procederá a efectuar un reconocimiento organoléptico, remitiendo el material alterado a fabrica de que dependan las muestras de las que se haya observado alguna anormalidad, como exudaciones, adherencias, aglomeraciones, acentuados cambios de color, oxidaciones, deformaciones, etc., para que éstos procedan a un reconocimiento más profundo.
Custodia de depósitos
La custodia de un depósito requiere establecer una vigilancia doble, exterior e interior, de los mismos. Los encargados de la vigilancia exterior de un depósito o lugar donde se encuentren almacenadas materias explosivas cuidarán de que nadie permanezca en sus proximidades sin tener una misión determinada o estarla desempeñando, y prohibirán la entrada a toda persona ajena al servicio y aun personal del servicio, si no lo hacen acompañados del artificiero y Jefe del depósito. La vigilancia interior estará a cargo de los artificieros y tendrá como misión inspeccionar el estado de las pilas y estantes, ordenar y presenciar la limpieza y la entrada y salida de efectos. Esta inspección deberá ser constante y no descansará la confianza que da el que no se haya producido ningún accidente.
Prescripciones que se han de poner en práctica en los supuestos de rotura o deterioro de envases o embalajes
Como consecuencia de un almacenamiento o manipulación inadecuada, puede ocurrir la rotura de los envases o embalajes de explosivos o accesorios, derramándose éstos sobre el suelo o sobre la caja del vehículo (habitualmente de madera). Vamos a indicar a continuación unas normas de actuación para los casos más habituales.
1) Si el explosivo derramado es de tipo gelatinoso (Gomas y Explosivo de Seguridad 9), la recogida de la carga derramada es sencilla, ya que por su consistencia pastosa, no se “derrama”. Basta efectuar una cuidadosa recogida manual, depositando el material en bolsas o cajas no porosas, para su posterior destrucción, en su caso, de acuerdo con las normas establecidas.
La parte que haya quedado sucia, tanto si la mancha está sobre suelo duro,cemento 0 asfalto, o sobre madera, se limpiará cuidadosamente, hasta que no se aprecie resto alguno de explosivo, con un trapo limpio y seco que luego se destruirá, regando finalmente dicha mancha con abundante agua.
En el caso que la mancha presentara un aspecto marcadamente húmedo, exudación, para su limpieza seprocederá de acuerdo con las normas.
Los envases y embalajes rotos o deteriorados se recogerán cuidadosamente en bolsas o sacos para proceder, en su momento a su adecuada destrucción.
2) Si el explosivo derramado es de tipo polvoriento (Amoruta, Ligamita y Explosivo de Seguridad número 12 y 20 SR), es preciso disponer para la recogida de la carga derramada, de una escoba de palma o de raíces blandas (nunca de plástico) y de un recogedor o paleta de madera o, a falta de éste, puede emplearse para esta función de un trozo de cartón duro.
Se barrera ‘cuidadosamente la carga derramada, depositando el material recogido en cajas o bolsas no porosas, para su posterior, destrucción en su caso, de acuerdo con las normas establecidas.
La parte que haya quedado sucia, tanto si la mancha está sobre suelo duro, cemento o asfalto, como sobre madera, se limpiará cuidadosamente con un trapo limpio y seco, hasta que no quede rastro alguno de explosivo, regando finalmente dicha mancha con abundante agua.
Se deben retirar las cajas con síntomas de humedecimiento o exudación para su posterior destrucción. El suelo impregnado debe tratarse de la siguiente forma:
Si se aprecia únicamente humedecimiento, se limpia mediante una esponja empapada en una solución especial, indicada en el punto 10 D., de la cual disuelve perfectamente la mezcla de nitroglicerina-nitroglicol, si es que existe.
Si se ha formado un pequeño charco entre la disolución y la mezcla de nitroglicerina-nitroglicol, en primer lugar se echa sobre el referido charco una cantidad de serrín fino o celulosa con el fin de absorber todo el líquido existente.
Seguidamente se limpia mediante la esponja empapada en la solución especial.
3) Al igual que las tarimas de los polvorines, se deben barrer las cajas de los camiones que transportan explosivos, utilizando escobas de palma, recogiendo las barreduras en saquetes para su posterior destrucción.
Si ha existido exudación, se procede a la limpieza tal como marcan las normas.
4) Elementos de limpieza.
En todo vehículo dedicado al transporte de explosivos debe contarse con los siguientes materiales de limpieza.
- Escobas de palma o de raíces blandas.
- Cepillos de raíces finas o blandas
- Recogedor de madera (pala de madera o aluminio)
- Solución alcohólica de sulfuro (2,5 litros de agua, 2,5 litros de alcohol metálico v 500 grs. de sulfuro sódico)
- Esponja natural (no de plástico)
- Trapos secos.
- Agua.
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