La Conducta Humana ante Situaciones de Emergencia.

El proceso de conducta de las personas ante situaciones de emergencia, se inicia cuando el individuo percibe esta situación y la amenaza que conlleva, la cual actúa en su sistema nervioso autónomo valorando el contexto en el que se presenta y los recursos de adaptación propios para superar cualquier daño o pérdida que le pueda producir esa situación.

Las valoraciones creadas sobre el contexto de la amenaza pueden no ser conscientes para el individuo, sin embargo le producen un estado emocional consciente a partir de la interacción con sus planes de actuación o sus acciones que pueden quedar interrumpidos por el desarrollo de la situación de emergencia.

La razón principal para que el individuo perciba la situación como altamente emocional de que algo no se ajusta a lo previsto y de que su organismo debe prepararse fisiológica y psíquicamente para la emergencia, es la discrepancia o la interrupción de sus planes y/o acciones que se pueden producir, en estos casos. En este momento del proceso es cuando el individuo vuelve a valorar la situación obteniendo la información del éxito o fracaso de sus esfuerzos.

La interrupción de sus planes o la imposibilidad de encontrar otros planes alternativos, se traducirán en cambios en el sistema fisiológico y cognitivo del individuo y en un estado de excitación emocional marcado por el miedo, ansiedad, cólera, etc. que por su naturaleza tiende a inhibir su capacidad de respuesta. En esta situación crítica, la experiencia o el adiestramiento previo juegan un papel fundamental para su resolución.

Por ello, el aprendizaje juega un papel importante, pues las experiencias previas del sujeto, sean reales, simbólicas (a través de información) o generadas y reforzadas por la opinión de terceras personas, influyen modulando la percepción de amenaza, así como la reacción ante la misma.