En mayor o menor medida la aparición de este tipo de enfermedades depende del control sanitario que se realice sobre el animal y el entorno de los alojamientos y trabajo. Por lo tanto, la aplicación de protocolos adecuados de prevención frente a los agentes infecciosos y parasitarios disminuye o impide la aparición de enfermedades, que en algunos casos son altamente contagiosas.
Los programas y medios habilitados para la prevención deben ser llevados a cabo por un veterinario.
¿Qué tipo de pautas se deben seguir y qué hay que tener en cuenta?
– Mantener al perro en un estado físico adecuado, aplicando las medidas alimentarias apropiadas y una correcta higiene del animal, lo que evitará una posible bajada de defensas inmunológicas.
– Administración periódica de vacunas frente a las enfermedades que prevalezcan en la zona o frente a aquellas que el veterinario considere oportuno según el mapa epidemiológico del momento.
– Higiene y mantenimiento de los recintos de vida y de trabajo, aplicando los productos necesarios para evitar la proliferación de vectores transmisores o bien para eliminar superficies contaminadas.
– Tener en cuenta las condiciones climáticas.
Enfermedades infecciosas
Están originadas por microorganismos y en su transmisión no tiene por qué existir un contacto directo entre el animal enfermo y el sano, como es el caso de la transmisión a través de objetos diversos contaminados, como útiles de limpieza, alimentos, agua contaminada, etc.
Hay que diferenciar entre enfermedades infecciosas que se transmiten de un animal a otro y que se denominan contagiosas y aquellas que son transmisibles de los animales al hombre o viceversa y que se denominan zoonosis.
A continuación se reseñarán las enfermedades que creemos más frecuentes o que entran dentro de los calendarios de prevención más habituales, y se hará en forma de cuadro resumen.
ENFERMEDAD TIPO TRANSMISIÓN SINTOMATOLOGÍA PREVENCIÓN
RABIA Virus ¿Saliva/aire? Cambios en comportamiento
Salivación excesiva
Dificultad de deglución
Depresión
Reacciones exageradas a estímulos externos
Parálisis Vacunación obligatoria (la pauta en la vida
civil depende de las diversas CC. AA.)
MOQUILLO Virus Aire/contacto directo Fiebre
Conjuntivitis
Descarga nasal
Anorexia
Depresión
Síntomas nerviosos en adultos Vacunación anual
PARVOVIRUS Virus Aire/contacto directo
Diarrea (generalmente hemorrágica)
Vómitos
Deshidratación
Alteraciones cardíacas
(en casos severos y menores 12 semanas)
Vacunación anual
HEPATITIS Virus Orina
Material contaminado Fiebre
Conjuntivitis
Vómitos frecuentes
Anorexia
Depresión
Vacunación anual
Aplicación de medidas de medicina preventiva
en perreras y zona de vida
LEPTOSPIROSIS Bacteria Orina Fiebre
Anorexia
Dolor muscular
Vómitos
Diarrea
Vacunación anual
Aplicación de medidas de medicina preventiva
en perrera y zona de vida
ERLICHIOSIS
Bacteria
Picadura garrapata Fiebre
Pérdida de peso
Apatía
Anorexia
Hematuria Desparasitación externa del animal y
desinsectación de perreras y zona de vida
y trabajo
ENF. DE LYME Bacteria Picadura garrapata
Alimentos contaminados Fiebre
Doloresmuscularesyarticulares
Pérdida de apetito
Fatiga Desparasitación externa del animal y
desinsectación de perreras y zona de vida
y trabajo
TRAQUEOBRONQUITIS
INFECCIOSA Virus
Bacterias Aire/contacto directo Fiebre
Tos seca e irritativa
Conjuntivitis Vacunación anual
CORONAVIRUS Virus Aire/contacto directo Diarrea
Vómitos
Anorexia
Sed
Pérdida de peso Vacunación anual
Enfermedades parasitarias
En este punto se van a tratar las enfermedades originadas por parásitos internos, que van a provocar en el organismo del hospedador trastornos que van desde una simple irritación de los tejidos parasitados a graves trastornos que pueden llegar a provocar la muerte del animal. Son enfermedades relativamente fáciles de prevenir, ya que se conocen los ciclos biológicos de los diferentes parásitos y se pueden aplicar las medidas de control y prevención necesarias para evitar el contagio de perros, hombre y otros animales.
TIPO DE
PARÁSITO TRANSMISIÓN LOCALIZACIÓN SÍNTOMAS PREVENCIÓN
FILARIA Mosquitos Corazón y vasos sanguíneos Fatiga
Tos crónica
Dificultad respiratoria
Pérdida de peso Control de vectores
Repelentes
Antiparasitarios externos
Medidas higiénicas
Controles periódicos
TOXOCARA
CANIS Ingestión alimentos contaminados
Intrauterina Intestino Vómitos
Diarreas
Distensión abdominal
Tos y descarga nasal Medidas higiénicas
Antihelmínticos periódicos
Retirada inmediata de
heces contaminadas
LEISHMANIOSIS Mosquito Hígado
Riñones
Músculos
Sangre
Articulaciones Variables:
Dermatitis
Crecimiento uñas
Cojeras
Pérdida de peso
Hemorragias nasales Control de vectores
Repelentes
Antiparasitarios externos
Desinsectación perreras
Controles periódicos
Vacuna
Inmunomoduladores
SARNAS Ácaros Cabeza
Orejas
Cuello
Piel Variables:
Otitis
Dermatitis
Alopecia Medidas higiénicas
Desinsectación perreras
Antiparasitarios externos
La hidatidosis la tratamos aparte porque en este caso el perro actúa como hospedador definitivo capaz de contaminar el entorno por eliminación de huevos del parásito en las heces y contaminar agua, pastos, cultivos susceptibles de ser ingeridos por hospedadores intermediarios, entre los que destaca el hombre. La tenia responsable (Echinococcus granulosus) se localiza en órganos vitales (hígado, pulmón, riñones, etc.) produciendo dolor abdominal, fiebre, diarrea, nauseas, vómitos. El control del contagio se realizará mediante la administración de antihelmínticos a los perros, evitar en medida de lo posible la infestación de los hospedadores intermedios, control de la alimentación, no ingerir vísceras crudas sino cocidas, lavado de frutas y verduras.
Medidas de profilaxis: vacunaciones y desparasitaciones
Estas medidas están encaminadas a la prevención de aparición de las enfermedades arriba mencionadas en el animal sano. Para ello empleamos métodos preventivos como son las vacunas y la desparasitación.
Vacunaciones
Las vacunas son productos farmacológicos elaborados que tienen como misión estimular las defensas del animal frente a una determinada enfermedad. Su forma de actuar es provocar la enfermedad en un grado ínfimo y así estimular al organismo a crear las defensas contra la enfermedad real si esta se presentara. La protección que proporcionan es variable, y, por lo general, a nivel de nuestros animales no duran toda la vida, por lo que hay que realizar un recuerdo periódico.
Además, hay que tener en cuenta que se vacuna frente a las enfermedades presentes en cada país, dependiendo de la edad, del estado físico y que muchas veces las vacunas o pautas de vacunación varían con el veterinario. En la actualidad, existen vacunas simples frente a una sola enfermedad o pueden existir vacunas múltiples que protegen frente a varias.
Vacunación en situaciones especiales
Cachorro
Si nace de una madre vacunada regularmente y es amamantado, recibirá los anticuerpos maternos que lo protegerán durante las primeras seis semanas de vida. Transcurrido ese tiempo los anticuerpos descienden y es necesario vacunar. También hay que tener en cuenta que estos son animales inmaduros y durante un tiempo son incapaces de generar las defensas adecuadas para su protección. Por lo general, se comienza la vacunación a las 6 semanas siguiendo la pauta que marque el veterinario tanto en periodicidad como en el tipo de vacuna.
Enfermos
Aquellos animales que no presenten buen estado de salud no deben ser vacunados hasta que no se curen, siempre y cuando el proceso impida la vacunación.
Seniles
Su capacidad defensiva también disminuye, por ello, no debemos dejar de lado la vacunación de los mismos.
Tratamientos
Si están recibiendo algún tipo de tratamiento que pueda interferir en el buen funciona miento de la vacuna, será el veterinario, en cada caso, quien decida el momento más adecuado.
La prevención de las diferentes enfermedades debe realizarse con la periodicidad correcta (por regla general anualmente) y en los periodos que marque la ley para aquellas vacunas obligatorias.
Desparasitaciones
Dentro de los controles normales que deben hacerse, el de parásitos internos y externos ocupa un importante papel no solo por la salud del animal mismo, sino por el potencial riesgo para la salud humana.
Los perros pueden infectarse, incluso antes de nacer, con parásitos internos procedentes de la madre. Los síntomas dependen del número de parásitos y de la edad del animal afectado y van desde la pérdida de peso, deterioro del pelaje, diarreas crónicas hasta la muerte del animal. Los más frecuentes son los que se alojan en el aparato digestivo.
La mayoría de ellos pueden trasmitirse al hombre. Los medicamentos antiparasitarios que se emplean en la actualidad suelen ser combinación de varios fármacos y son de gran efectividad, aunque los individuales nunca hay que descartarlos como pauta de administración y son tan válidos como los primeros aunque se realice en varias tomas; no obstante, cuando fuera diagnosticado un parásito fuera del espectro del medicamento, se administrarán los específicos para ello.
Por lo general, los parásitos aparecen en animales jóvenes y en aquellos que están en malas condiciones higiénicas o físicas, aunque es más propensa su aparición en primavera y otoño en los cuales las condiciones de temperatura y humedad son más propicias para su aparición.
Lo ideal sería comenzar desparasitando al animal antes de realizar la primera vacunación, y en esta primera etapa de la vida antes de cada revacunación, para posteriormente realizarla cada 3-4 meses durante todo el resto de la vida.
En cuanto a los parásitos externos son también muy frecuentes y numerosos, sobre todo en épocas estivales; dentro de ellos los más frecuentes son los mosquitos, las pulgas y las garrapatas, o bien los ácaros productores de sarna. Las medidas que empleamos son todos producto comerciales ayudados por una serie de medidas higiénicas imprescindibles para mantener limpios a nuestros perros, y no solo abarca a los animales, sino a todos los utensilios y medios de vida que les rodean.
Las presentaciones comerciales de los productos antiparasitario externos son las siguientes:
– Collares impregnados con insecticida, de eficacia limitada, actúan frente a pulgas, garrapatas y mosquitos.
– Insecticidas concentrados, hay que disolverlos en agua y se emplean según las prescripciones técnicas: baño, pulverización, impregnación y aplicaciónlocal.
– Champús insecticidas.
– Administración sistémica en jarabe, comprimidos e inyección; deben ser prescritos por el veterinario. Son bastante efectivos.
– Ampollas o pipetas de aplicación sobre la piel.
– Sprays, pulverizadores, etc.
No obstante, una vez conocidas las diferentes presentaciones, no debemos dudar que quien debe establecer el plan de desparasitación externa debe ser el veterinario, por la posibilidad y facilidad con la que podemos intoxicar a los animales.
PRINCIPALES SIGNOS DE ENFERMEDAD
Para poder identificar los principales signos de enfermedad, se debe tener un conocimiento completo del estado general de salud del perro, esto significa que hay una responsabilidad y un seguimiento diario del mismo y el guía debe ser el primero en detectar cualquier síntoma que indique la visita al veterinario.
Es necesario saber distinguir un perro sano y un perro enfermo, esto forma parte de las obligaciones diarias del componente humano que forma el equipo cinológico, y, para ello, a primera hora de la mañana se realizará un rápido reconocimiento en el cual hay que contestar una serie de preguntas, si la respuesta es «sí» a todo, nuestro perro aparentemente está sano, de lo contrario, empezamos a cuestionarnos su estado de salud.
– Nos recibe con alegría.
– Tiene el pelo brillante, sin caspa, sin caída, ni calvas.
– No se aprecian abultamientos, exudados o heridas en la piel.
– Come con ganas.
– Bebe con normalidad una cantidad moderada de agua, casi siempre después de la comida y a lo largo del día.
– Defeca y orina regularmente, sin dolor, y la consistencia, el color y la frecuencia es normal.
– Corre y salta coordinadamente.
– Trabaja con fuerza y entusiasmo.
Una vez que tenemos claros estos signos de «buena salud» (hay que recordar que pue-den existir procesos enmascarados) podemos distinguir algunos de los signos de enfermedad que con mayor frecuencia se presentan en nuestros animales. Y no olvidar que la solución al proceso y la valoración del mismo tiene que ser dada únicamente por el veterinario correspondiente.
Alteraciones en la regulación de la temperatura
Fiebre
No solo es el aumento anormal de la temperatura corporal (siendo entre 38º y 39º la temperatura corporal normal del perro), sino que es un conjunto de síntomas, como la apatía, pérdida de apetito, aumento de la sed, dolores musculares. Dependiendo del periodo climatológico en el cual se esté, la temperatura puede llegar a variar hasta medio grado (sobre todo si el animal vive al aire libre), también puede variar dependiendo de la edad, estado de nervio-sismo, actividad, etc.
La temperatura se mide por vía rectal utilizando un termómetro para uso veterinario, que son más robustos, pero si no se dispone de él, uno pediátrico o digital servirá. Hay que lubricar la punta del termómetro con sustancias tipo aceite, vaselina, parafina u otro tipo de lubricante urológico, levantar la cola del animal e introducir el termómetro con cuidado en el esfínter anal, girándolo sobre sí mismo, como mínimo de 1,5 a 2 cm Es aconsejable practicar esta operación en algunos momentos de tranquilidad, con el animal sano, para así comparar los resultados.
Golpe de calor
Se define como una enfermedad de carácter severo que cursa con un aumento brusco de la temperatura corporal alcanzado los 41-43º C, lo que da lugar a un fallo multiorgánico, ya que el organismo es incapaz de regular la temperatura manteniéndola dentro de límites compatibles con el metabolismo fisiológico normal del individuo.
Predisponen ciertos aspectos
– Razas braquicéfalas.
– Animales obesos.
– Individuos jóvenes o viejos.
– Otras enfermedades.
– Sistema de regulación y eliminación del calor corporal en los perros.
Causas
– Altas temperaturas ambientales.
– Grado de humedad ambiental elevado.
– Confinamiento en espacio reducido y poco ventilado.
– Estrés.
– Ejercicio físico extenuante.
– Falta de agua.
Signos clínicos primarios
– Hipertermia.
– Aumento del ritmo cardiaco.
– Jadeos y respiración dificultosa y rápida.
– Congestión de mucosas y cambio de color hacia un tono violáceo.
Signos clínicos severos
– Postración y decaimiento.
– Vómitos.
– Diarreas.
– Hipersalivación.
– Temblores musculares.
– Pérdida de la consciencia.
– Fallo multiorgánico.
Medidas de prevención
– Disponer de agua fresca y sin límite.
– Si hay confinamiento, que el espacio sea amplio y ventilado.
– En el exterior, disponer de sombra.
– No realizar ningún tipo de ejercicio en las horas pico de temperatura ambiental.
– Nunca dejarlo en el interior del vehículo cerrado.
– Cuando se viaje en épocas de calor, hacer paradas más frecuentes y siempre aportar agua al animal, refrescar nariz (trufa), axilas, ingles y almohadillas.
Comprobar los sistemas de ventilación de las perreras del vehículo.
Hipotermia (temperatura por debajo de lo normal)
La disminución de la temperatura corporal es igualmente peligrosa para mantener la vida del animal. Se considera que el animal entra en hipotermia cuando su temperatura corporal baja de 37ºC, y es prácticamente irreversible cuando baja de los 30ºC. Este descenso puede ser debido a una baja temperatura ambiente en un animal sano o bien como consecuencia de enfermedades de diferente tipo. El organismo es incapaz de mantener la temperatura normal.
Alteraciones del aparato digestivo
Vómitos
Las causas que provocan la necesidad de vomitar pueden ser múltiples, pero lo que nos interesa es saber distinguir la gravedad del mismo y cómo actuar
Podemos basarnos, en principio, en el estado de ánimo del perro, en la frecuencia con que se produce el vómito o incluso en la sustancia vomitada.
Ver a un perro alegre y vivaz vomitar una sola vez tras una carrera o después de haber comido hierba no debe alarmarnos. Deberíamos prestar mayor atención si estuviera deprimido, no quisiera moverse o vomitase varias veces, especialmente con presencia de sangre. Por lo tanto, nos interesa saber la frecuencia, consistencia y en qué momentos se produce el vómito. Si lo hace varias veces y de forma muy seguida, hay que retirar la comida y el agua hasta el momento que sea diagnosticado por el veterinario.
En este apartado hay que distinguir el vómito de la regurgitación, que es la salida explosiva del alimento sin que haya llegado al estómago. Se puede producir por una ingestión rápida de la comida o bien por alteraciones a nivel del esófago.
Diarrea
Se produce como consecuencia de diferentes tipos de trastorno digestivo, cambio de alimentación o tránsito anómalo del material alimentario; el frío, nerviosismo, el miedo o diversas enfermedades infecciosas y parasitarias pueden crear un episodio diarreico. El carácter del animal, la forma de comer, el hábitat etc., puede hacer que unas heces sean patológicas en un perro y en otro no lo sean.
La diarrea puede significar un aumento del volumen de las heces, una alteración en la consistencia o un aumento en la frecuencia de las defecaciones. No obstante, las heces diarreicas pueden ser variadas: acuosas, pastosas, con comida sin digerir, mucosa, sanguinolenta, con parásitos. Igualmente como en el caso anterior, lo primero que debemos hacer es retirar el alimento y acudir al veterinario, ya que una alteración de este tipo mal curada puede derivar en una enfermedad crónica difícil de tratar.
Estreñimiento
Es la ausencia de defecación o escasa cantidad de heces muy duras y en pequeñas cantidades.
Si la dificultad de evacuar se produce con frecuencia, es necesario examinar la dieta y tal vez corregirla con la introducción de más fibra o sustancias que aumenten la fluidez intestinal. El estreñimiento prolongado puede desencadenar alteraciones digestivas que finalizan en intervención quirúrgica.
Dilatación-torsión gástrica
La DTG está originada generalmente por la ingestión o acúmulo de gas en el estomago, y se presenta porque este suele girar sobre su eje, produciendo la obstrucción completa e imposibilita la salida del gas o contenido gástrico.
Causas predisponentes
– Razas grandes (pastor alemán, dogo alemán, dóberman, etc.).
– Tórax profundo.
– Animales muy nerviosos.
– Alimentación muy copiosa y una vez al día.
– Ingestión masiva de agua después de la comida o del ejercicio.
– Realizar ejercicio después de la comida.
– Alimentación inadecuada que produce excesiva fermentación (gas).
Signos clínicos
– Abdomen hinchado (en tonel).
– Inquietud, nerviosismo.
– Intento de vómito.
– Exceso de salivación.
– Dificultad respiratoria, taquicardia.
Estos son los signos que más fácilmente se pueden detectar a nuestro nivel, y una vez se sospeche del problema, el traslado a la clínica es inmediato, ya que se debe confirmar mediante radiología, descomprimir e intervención quirúrgica de urgencia. Generalmente el pronóstico es reservado.
Alteraciones del aparato respiratorio
Tos
Es un método de defensa y limpieza del aparato respiratorio, y hay que distinguir los diferentes tipos, ya que sus causas pueden ser muy variadas, tener en cuenta si es una tos pasajera permanente.
Tipos de tos:
– Seca: normalmente se produce como consecuencia de irritación de la garganta por causas pasajeras, como elementos extraños o bien por procesos infecciosos, incluso por la presión que ejerce el collar.
– Húmeda: se acompaña de moco y exudados. El proceso es normalmente infeccioso o inflamatorio.
– Cardíaca: tos que se presenta habitualmente después de la realización de ejercicio o bien por la noche.
Cualquier tipo de tos debe ser revisada por el veterinario para evitar posibles contagios o bien agravamientos de tipo pulmonar.
Secreciones nasales
Al igual que en los humanos, la salida de secreciones por las fosas nasales son indicativos generalmente de enfermedades de tipo contagioso que deben tenerse en cuenta, sobre todo, si hay un cambio en el color y consistencia del moco. Pero nunca hay que olvidar que la trufa de los perros se presenta siempre húmeda.
Alteraciones en los oídos
Cuando el perro sufre algún tipo de enfermedad relacionada con los oídos, por regla general tiene un reflejo externo bastante evidente, sobre todo, cuando se ve afectado el conducto auditivo externo y medio.
Los signos que suelen ponerse en evidencia son los siguientes:
– Orejas caídas uni o bilateralmente.
– Secreciones anormales que vierten hacia el exterior del pabellón auricular y pueden esprender mal olor.
– Agitación e inclinación anormal de la cabeza.
– Rascado del oído afectado produciéndose heridas en el pabellón auricular e inflamación de la zona y el conducto externo.
– Dolor a la palpación de la orejas.
– Aumento de la temperatura, sobre todo, a nivel de la base de la oreja.
Las causas pueden ser variadas.
– Traumatismos, como puede ser el que origina un collar muy apretado en las base de las orejas.
– Infecciones por microorganismos del tipo bacterias, hongos, levaduras o parásitos, como los ácaros.
– Entrada de líquidos en el conducto auditivo externo.
Alteraciones a nivel de los ojos y estructuras anejas
Las afecciones oculares son múltiples, pero nos referiremos únicamente a aquellas que puedan ser detectadas a simple vista.
– Aumento de la producción de lágrima y cambio de color y consistencia en la misma.
– Ojos enrojecidos.
– Aparición de nubes o pigmentaciones anormales.
– Cualquier tipo de traumatismo en el globo ocular o párpados.
– Alteraciones a nivel de las pestañas.
– Cambios de tamaño en el globo ocular.
Intoxicaciones y envenenamiento
Se producen, generalmente, porque no se adoptan las medidas de precaución necesarias al realizar el control de plagas en las instalaciones, depositando los rodenticidas en lugares accesibles para los perros y no guardando los plazos de seguridad en la aplicación de insecticidas. Por ello es necesario que este control sea realizado bajo la supervisión del veterinario. Se ha de tener en cuenta que si los perros no se encuentran en las zonas habilitadas para ellos, pueden tener acceso a otros tipos de tóxicos.
Ante la sospecha de ingestión de venenos o intoxicación, la primera acción que debe realizarse es coger una muestra del producto sospechoso e inmediatamente informar al veterinario para que dicte las pautas a seguir.
La sintomatología puede ser variada, pero generalmente encontramos la siguiente: aumento en la producción de saliva y babeo, estornudos, toses, síntomas de sofoco, aumento del tamaño de la lengua y aparición de llagas bajo la lengua, en la cavidad bucal y sobre el hocico, vómitos, diarreas, y en otros casos aparecerán convulsiones, espasmos. En algunas ocasiones el veneno no produce sintomatología hasta varios días después (rodenticidas).
Quemaduras y congelaciones
Denominamos quemaduras a aquellas lesiones producidas por el fuego y por otras sustancias de resultados similares. Cuando no son originadas por el fuego, los primeros síntomas de lesiones pueden aparecer horas e incluso días después, cuando se ha perdido toda pista del agente que las ha producido. El pelo, lejos de ser protector, ejerce en estas un efecto negativo: esconde y cubre la herida, retarda su aparición, obstaculiza la transpiración de la piel y aumenta los daños con sus bacterias.
La congelación se produce al entrar directamente en contacto con el terreno y sus bajas temperaturas. Estas lesiones se manifiestan en forma de grietas en la piel, hinchazón y zonas viscosas y azuladas con sudoración. Las heridas por quemadura o congelación son dolorosas, a menudo sangran, hacen que el animal cojee y son difíciles de curar, sobre todo, cuando se contaminan con bacterias secundarias.
Otras consideraciones
Como dijimos en un principio, las enfermedades que padecen los perros son muchas y no
podemos citarlas todas, pero sí podemos tener en cuenta una serie de signos además de los hasta ahora citados, que sin saber cuál es la causa o el proceso nos indican la presencia de enfermedad.
Estos son:
– Aparición externa de bultos, inflamaciones o exudados en cualquier parte del cuerpo.
– Alteración a nivel del aparato genital externo.
– Disminución, desaparición o alteración de la micción.
– Alteración del carácter.
– Pérdida de apetito y apatía.
– Adopción de posturas extrañas.
– Vocalizaciones constantes sin un sentido aparente.
– Adelgazamiento.
– Fatiga y disnea.
Manejo del perro ante el veterinario
Es necesario que el guía sepa sujetar y manejar el perro en la mesa de exploración, y fundamental para realizar un buen reconocimiento el que sepa y consiga tranquilizarlo.
Una vez que se ha tomado la decisión de llevar al perro al veterinario, hay que estar preparado
para que cuando se llegue a la clínica se sepa manejarlo y tranquilizarlo ante una situación de estrés como es esta visita. No cabe la menor duda que quien debe llevar al perro es el guía, que es quien debe saber todo sobre él; pero si esto no fuera posible, quien presente al animal deberá ser consciente y responder sin vacilar las preguntas que se realizan y que serán del siguiente tipo:
¿Qué le pasa?
¿A qué lo atribuye?
¿Desde cuándo?
¿Qué come? ¿Apetito? ¿Sed?
¿Tipo de vivienda? ¿Con qué productos la limpian?
¿Defecaciones?
¿Micciones?
¿Trabajo?
Estas y otras preguntas le serán realizadas al encargado del perro nada más entrar en la consulta, y, como hemos dicho antes, debe estar preparado, o bien llevarlo escrito para que no se le olvide nada.
No solo es importante el conocimiento del proceso que determina llevar el animal al veterinario, sino también es importante que quien lo lleve debe saber manejarlo, sujetarlo y dominarlo delante del veterinario.
Es importante presentar junto con el perro la cartilla de vacunación y desparasitación, así como el historial clínico del perro.
Una vez que se decide llevar el perro ante el veterinario y quién lo lleva, hay que plantearse una serie de observaciones claras para que la presentación sea la mejor posible.
– Limpio y cepillado (aunque la presentación en su estado natural puede aclarar muchas dudas).
– Con correa y bozal.
Esto significará que el perro normalmente está aseado y que posee el equipo necesario para su trabajo diario.
Es necesario que el guía sepa sujetar, manejar y tranquilizar al perro en la mesa de exploración, siendo esto fundamental para realizar un buen reconocimiento.
Sujeción de pie Sujeción sentado
Sujeción tumbado en esfinge Sujeción de costado
Técnicas de administración de medicamentos
Las vías de administración de los medicamentos son variadas y acordes con las necesidades de las diferentes enfermedades y el tipo de medicamento prescrito. En todo momento se seguirán las máximas medidas de higiene antes, durante y después de la administración del medicamento.
Comprimidos, píldoras, cápsulas o grageas
Su administración es vía oral. Esta operación se debe hacer de forma rápida y eficaz. Se sujeta la boca abierta con una mano presionando los labios contra los dientes para evitar su cierre, con la otra mano se sujeta el comprimido entre el dedo índice y corazón, se introducen al final de la cavidad bucal y se depositan encima de la lengua, al final de la misma, en esa zona existe un reflejo de deglución que hace que el animal degluta el medicamento. Para asegurarse, conviene mantener la boca cerrada y el hocico levantado ligeramente.
Líquidos
La forma más sencilla es depositar la dosis en una jeringuilla y colocar la punta de la misma en la comisura de los labios depositando el medicamento. Es conveniente que la cabeza del perro esté sujeta y ligeramente inclinada hacia arriba. La dirección de la jeringuilla será hacia dentro y atrás. No depositar el medicamento violentamente.
Colirios y pomadas en los ojos
Se debe de proceder con la máxima higiene y cuidado. El ojo es especialmente sensible y cualquier contacto puede lesionarlo. En ambos casos la cabeza debe de estar inmovilizada, se tira del párpado y ladeando ligeramente la cabeza se depositan las gotas. Con la pomada, se deposita una fina línea en la cara interior del párpado inferior sobre la conjuntiva y se cierra, para luego masajear el ojo con el párpado cerrado describiendo círculos. Con las gotas no es necesario el masaje. El animal debe vigilarse para evitar que se toque.
Gotas para los oídos
Se tracciona suavemente del pabellón auricular, y se introduce la cánula de administración en
el conducto auditivo externo. Los dosificadores de los oídos tienen una cánula roma para poder introducirlos. Por la especial disposición del oído de los perros no se pueden producir lesiones al introducirlos. Una vez aplicada la dosis se les debe de dar un masaje para facilitar su difusión.
Inyección subcutánea (SC)
Pellizcamos y levantamos ligeramente la piel del cuello, espalda o paredes costales.
Introducimos firmemente la aguja en el espacio subcutáneo que se crea al pellizcar y tirar de la piel, aspiramos si sale sangre retiramos la aguja y colocamos en otro sitio. Comprobar que no hemos atravesado la piel dos veces e inyectamos el medicamento. Retiramos la aguja rápidamente y damos un masaje en la zona. Si al inyectar el medicamento encontramos resistencia, la aguja puede estar situada en posición intradérmica o intramuscular y debe ser reposicionada adecuadamente.
PRIMEROS AUXILIOS
El botiquín de primeros auxilios no debe de ser una pesada mochila llena de todo tipo de medicamentos de difícil aplicación en una urgencia por personal no especializado. Todo lo contrario, contendrá lo imprescindible para que en caso de accidente y sin perjudicar al perro podamos evacuarlo a su veterinario o a una policlínica o centro hospitalario veterinario.
Generalmente llevaremos:
Botiquín de primeros auxilios
– Tijeras de punta redonda.
– Pinzas.
– Termómetro.
– Guantes desechables.
– Compresor para torniquete.
– Algodón en rollo o vendaje acolchado.
– Vendas de 5 y de 10 centímetros de ancho.
– Gasas estériles.
– Pomada cicatrizante y antibiótica.
– Líquido desinfectante a base de yodo.
– Bolsa de suero fisiológico.
– Esparadrapo de 5 centímetros de ancho.
– Manta y bozal (no en botiquín pero sí convenientes en el equipo)
En cualquier caso de accidente, sea del tipo que sea, hay que tener en cuenta que el dolor puede hacer al perro muy agresivo y puede atacar al propio guía. Usar el bozal, siempre que este no dificulte la respiración del animal, como ocurre en los siguientes casos: golpe de calor, vómitos, dificultad respiratoria, traumatismo en cabeza o cuello y si el animal tiene pérdida de la consciencia.
Las actuaciones de primeros auxilios que se lleven a cabo deben estar encaminadas a salvar la vida, que no se agrave la lesión producida y reducir el dolor. Para ello, la valoración inicial nos conduce a decidir si está en peligro la vida del animal o si su estado es crítico pero su vida no está en peligro. No obstante, en el momento que se produzca el accidente se debe contactar con el veterinario para decidir las actuaciones a llevar. Se tendrán en cuenta los siguientes parámetros:
– No mover el perro sin una valoración previa, ya que se pueden agravar las lesiones.
– Si el veterinario está lejos o va a tardar mucho en desplazarse al lugar del accidente tome la iniciativa.
– Compruebe que el perro no está atrapado por ningún objeto, que no tiene nada clavado en el organismo y que la trayectoria que va a seguir para extraerlo no agravará el estado de salud.
– El perro debe de ser retirado sin variar la postura en la que se encuentra, puede ser necesaria la intervención de más de una persona para lograrlo de una forma adecuada.
– Comprobar que el perro respira, limpiar la boca y eliminar cualquier tipo de cuerpo extraño en su interior. Sacar la lengua hacia fuera.
Heridas
Se lavarán con suero fisiológico, y en el caso de carecer de él, utilizaremos agua corriente con jabón, limpiando por arrastre la suciedad y cuerpos extraños de la herida, se secará y se desinfectará con un compuesto yodado, se aplicará una pomada cicatrizante o antibiótica, se cubrirá con una gasa o paño bien limpio y se fijará con un vendaje hasta la llegada al veterinario o se proceda a su evacuación. Impedir que el animal se muerda o realice otra acción en la zona.
Heridas por mordedura
Las mordeduras de perro suelen ser de tipo contuso o punzante, siempre y cuando no se intervenga para separarlos; si se interviene, estas heridas se suelen convertir en heridas con grandes desgarros en la piel que suelen acompañarse de lesiones musculares, de vasos y de nervios, y en ocasiones se ven afectados los huesos.
Se debe realizar una buena limpieza de la zona como si fuera una herida normal y se extraerán los posibles cuerpos extraños (pelos, tierra…) y tejidos muertos. Una vez que la herida este bien limpia se aplicará un antiséptico, se cubrirá y se llevará al veterinario.
En cuanto a las mordeduras por ofidios (serpientes), pueden variar dependiendo del tipo, se
hará referencia a las especies españolas. Las víboras dejarán una lesión formada por dos incisiones paralelas de unos dos milímetros de longitud, localmente se observa inflamación, dolor, hemorragia y necrosis. En el caso de las culebras venenosas la lesión tiene forma de «U» y localmente se observa inflamación, cambio de coloración y en principio dolor, para luego desaparecer. Hasta llegar al veterinario se realizará una buena limpieza y desinfección, e inmovilizará a ser posible la zona afectada. Se desaconseja por completo la aplicación de torniquetes o succión de la herida.
Problemas con las almohadillas
Las almohadillas plantares están sometidas a grandes presiones, ayudan a la distribución del peso en el apoyo de la extremidad, a la amortiguación de los golpes, están en continuo contacto con las diferentes superficies.
Esto quiere decir que es una de las zonas más susceptible de sufrir daños de diversa gravedad.
– Almohadillas resecas y agrietadas.–Para que se encuentren en perfecto estado deben estar suaves y elásticas, pero a la vez fuertes, que resistan todo tipo de superficies. Para ello, las almohadillas deben prepararse, deben estar hidratadas, pero con precaución, ya que un exceso de hidratación puede reblandecer demasiado las almohadillas. Para conseguirlo se pueden emplear productos comerciales como Ado Quatro®, o bien aceite de oliva.
Almohadilla agrietada
– Aspeaduras o quemaduras de fricción y heridas.–Se tratarán dependiendo de la extensión de la misma, las de tamaño reducido pueden ser tratadas con pegamento quirúrgico que ayudará la cicatrización y contribuirá a endurecer la almohadilla; si no disponemos de él, existen otros tipos de pegamentos comerciales que nos han dado buen resultado, como es el Loctite®, teniendo la precaución que debe limitarse a la zona dañada, y no más de cuatro días, puesto que nuestra experiencia nos dice que endurecen tanto la zona que puede ser contraproducente. Si la zona dañada es amplia, una pomada a base de vitamina A y D con compuestos de zinc va bastante bien, y habrá que proteger la zona del contacto con el suelo.
Caminar por suelos secos y arenosos ayuda a fortalecer las almohadillas. En cualquiera de los casos consultar con el veterinario, es fundamental para evitar males mayores que impidan que el animal pierda su funcionalidad.
Hemorragia externa
Se produce como consecuencia de la presencia de heridas en la piel o bien porque se ha producido el corte de una vaso sanguíneo, para ello se debe aplicar presión directamente sobre la herida con gasas, un pañuelo limpio u otro tipo de paño limpio y a continuación se colocará un vendaje de compresión. Si la hemorragia persiste de forma intensa, repetir la operación y, en caso negativo, aplicar un torniquete o presión durante unos segundos por encima de la herida y colocar el vendaje compresivo. En lo que respecta al torniquete (ante cualquier duda no poner y aplicar presión), tener en cuenta que lo que hace es interrumpir el flujo sanguíneo a la zona y que puede ser altamente perjudicial para los tejidos si no se retira en un breve espacio de tiempo. Se envolverá al perro en una manta para impedir la pérdida del calor corporal en épocas de frío. Todo esto lo estabilizará para llevarlo inmediatamente al veterinario.
Si la sangre sale del interior de una herida profunda, introducir las gasas haciendo un tapón y sujetarlo firmemente.
Hemorragia interna
Ante la sospecha de una pérdida de sangre en el interior del organismo (caída de la temperatura corporal, empeoramiento progresivo), envolver al perro en una manta y trasladarlo inmediatamente al veterinario.
Problemas por procesionaria del pino
Estos problemas van ligados al ciclo biológico del artrópodo y coinciden con la llegada de la primavera cuando las orugas se dirigen a enterrarse para continuar su ciclo. Pero no solo los pelos que cubren la oruga son los responsables de las reacciones urticantes, sino que hay que considerar los nidos o bolsones y los pelos que pueden quedar en el camino de la migración al ser llevados por el aire.
Así, las zonas que más se afectan son la lengua, los labios y los ojos se suelen ver afectados ocasionalmente por los pelos que puede trasladar el viento. Teniendo también en cuenta que las reacciones de dermatitis alérgicas son menos frecuentes que en las personas.
Sintomatología:
– Nerviosismo.
– Hipersalivacion.
– Movimientos de deglución.
– Intentos de quitarse algo de la boca con las patas.
– Inflamación de lengua y/o labios.
– Inflamación de párpados y conjuntivitis si es el órgano afectado.
La evolución lleva a necrosis, ulceración de la zona e incluso podría producir sintomatología general.
Cuando sabemos que la procesionaria está implicada, lo que hay que hacer de forma inmediata es lavar con abundante agua corriente y en sentido contrario al animal (para evitar la introducción en otras zonas) la zona que ha entrado en contacto con los pelos urticantes. Una vez realizado el lavado, trasladar inmediatamente al veterinario para frenar lo máximo posible el desarrollo de una sintomatología más grave.
Golpe de calor
La primera actuación es intentar disminuir la temperatura corporal, empleando agua tibia por inmersión, pulverización o ducha, pudiendo ayudarse con un ventilador o abanico para facilitar la dispersión del calor. Nunca emplear agua fría o hielo, ya que podemos originar el efecto contrario no disipándose el calor o bien provocar en el animal una hipotermia que se-ría más grave.
No obligarle a beber, pero sí refrescarle el hocico y humedecer la lengua, axilas, región inguinal y almohadillas.
En cuanto el perro esté mínimamente estabilizado (hayan disminuido pulsaciones y jadeo) dirigirse inmediatamente al veterinario.
Quemaduras
Las que se producen por fuego deben ser cubiertas con una pomada antibiótica, cubrirlas con una gasa o paño limpio, vendar y trasladarlo inmediatamente al veterinario. Si están originadas por los productos químicos, lavar ka zona con abundante agua durante unos minutos y trasladarlo inmediatamente al veterinario.
Congelaciones
Generalmente, se producen en las partes más distales del cuerpo (patas, punta de la cola, orejas y hocico), hay que cubrir la zona con toallas calientes y húmedas durante 15-20 minutos, cambiándolas cada vez que se sientan frías.
Fracturas
Inmovilización inmediata del animal para evitar que se autolesione de mayor gravedad. Si la fractura es abierta, es decir, hay fractura de hueso y de piel, trataremos la herida cubriéndola como una herida normal y luego inmovilizaremos. La inmovilización si la fractura recae en una extremidad, consistiría única y exclusivamente en colocar un vendaje de algodón o vendaje mullido amplio y aplicar sobre este un material rígido (una tabla o similar) en la extremidad y sujetarlo para que el miembro descanse sobre ello y no pueda moverlo. No intentar en ningún caso colocar los huesos, simplemente inmovilizar.
Politraumatismo
Significa heridas y lesiones múltiples de diferente consideración que se producen de forma súbita (atropello, caída de altura considerable, peleas entre congéneres…) y que afectan generalmente a distintos sistemas orgánicos, aunque también se denomina así cuando afecta a un solo sistema.
Por regla general se detecta en el mismo momento que se produce el accidente, siendo la actuación a seguir un poco el compendio de todo lo visto anteriormente. De especial relevancia es estabilizar el animal cuanto antes, dentro de nuestras posibilidades y conocimientos, para ser remitido a una clínica o centro hospitalario veterinario.
Reanimación cardiopulmonar básica (RCPB)
Se realizará siempre y cuando exista el cese brusco de los movimientos respiratorios y cardiacos, para ello el método de reanimación es realizar un conjunto de maniobras conducentes a la recuperación de la normalidad cardiorrespiratoria.
Para poder iniciarla se debe tener claro que la ausencia de respiración y de pulso palpable deben estar presentes, así como la ausencia de sonidos cardiacos y dilatación de pupilas. Una vez tomada la decisión de iniciar una RCPB aplicaremos el ABC de la reanimación:
A. Establecer una vía aérea. Es el primer escalón que debe establecerse. Se realizará un
examen rápido de la vía aérea retirando cualquier objeto que pueda obstruirla (huesos,
coágulos, vómito), incluyendo la lengua, que con una tracción suave se sacara en la máxima
extensión hacia una de las comisuras de la boca.
Apoyo respiratorio. Asegurar que el perro no respira y requiere una ventilación asistida.
Una vez que se observa que no hay movimientos de la pared torácica, se comienza a ventilar al animal con una respiración larga (1,5- 2 segundos). Si no responde en 5-7 segundos, empezar a ventilar a una frecuencia de 12-20 veces por minuto. Las ventilaciones se pueden realizar insuflando aire en las fosas nasales (boca-nariz), con un ambú adaptado al hocico del perro o bien mediante compresiones en el tórax lateral siempre y cuando el perro supere los 7 kg de peso. Estas maniobras solo podrán ser efectuadas por personal entrenado y que disponga, en ese momento, del material de resucitación apropiado.
C. Apoyo circulatorio. Es necesario asegurarse de la ausencia de pulso (se toma en la región inguinal sobre la arteria femoral) antes de comenzar la compresión cardíaca externa. Lo realizaremos con el perro tumbado sobre el lateral derecho y se realizará la compresión sobre el lado izquierdo, el punto de la compresión se fijará llevando el codo hacia atrás y el ángulo superior nos marcará el punto donde se encuentra el corazón y es el punto donde realizaremos la compresión. Se juntarán las dos manos sobre este punto y se comprimirá.
Para que se produzca un retorno sanguíneo de la zona más inferior también se realiza una «compresión-estrujamiento» abdominal de forma suave, y esto ayudará a que la sangre se movilice hacia el corazón.
La secuencia será la siguiente: una respiración, 15 compresiones cardíacas en 10 segundos, una respiración, una compresión abdominal.
Traslado del perro herido
Para desplazar a un animal accidentado es necesaria la colaboración de al menos dos personas que, colocando las manos debajo del animal, lo levanten de forma coordinada para colocarlo encima de una manta sin flexionar al animal. Posteriormente, se le puede trasladar con comodidad si previamente debajo de la manta hemos colocado una tabla o una puerta de armario de cocina o similar.
Si carecemos de la tabla, se tensará la manta por las cuatro esquinas evitando que se curve.
Traslado de perro herido en camilla doble
Collar isabelino de emergencia
Para que el animal no se pueda lamer o morder las heridas y que no las agrave, con el bozal y otros medios mecánicos hay que impedírselo. Para ello nos servirá un cubo de plástico lo suficientemente grande para que pueda entrar la cabeza; cortar el fondo del cubo y hacerle unos agujeros para introducir un trozo de venda que nos sirva de argolla y así poder meterlo por el collar, si no llevara collar, fabricar uno con una venda.
Bozal de emergencia
Si no tuviéramos un bozal a mano siempre podemos fabricarnos uno de la forma más rápida posible y es la traílla del propio animal la que utilizaremos, enganchada del collar le daremos un par de vueltas al hocico. También podemos emplear una cinta o cuerda que colocaremos alrededor del hocico a modo de lazo y que anudaremos detrás del cuello. Ver tema de material.
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